jueves, 26 de febrero de 2009

Tenía impregnada la piel

del olvido que devora las palabras

Promesas de amor, amor perecedero

Su eterno amor vivió, lo que un atardecer.

Promesas de amor rotas sin piedad

Aun ella le espera mirando el cielo

Sentada frente el mar.

2 comentarios:

aapayés dijo...

Un bello poema nos entregas, siempre es un gusto leerte poeta del alma..

un abrazo inmenso con mucho cariño te dejo por aquí..

un beso

LUCIA-M dijo...

Otro beso para ti.
Adolfo, Payés.
Eres un Sol.